Quien necesita descansar

Cuando lo cotidiano y lo sobrenatural se conjugan como lo hacen en los doce relatos que conforman Nunca podemos descansar del todo la tensión con la que se aborda cada texto no disminuye nunca. Y es que el desarrollo de cada uno de ellos hace foco en situaciones en las que uno puede verse inmerso en cualquier momento, a saber, ver fotos viejas (algo que parece irse perdiendo, lamentablemente), esperar la primera menstruación, la presión por cumplir mandatos patriarcales, la violencia de género, las relaciones con los padres, con las parejas, con los muertos —o con sus recuerdos, tan particular para cada ser humano.—. Y no solo cabe destacar el desarrollo de cada relato, la forma en que se va hilando el libro parece un acierto compilatorio. Vale dejar un comentario casi de tribuna para la forma de cerrar cuentos: tremendos los finales. Algo que hace de cada texto una unidad muy sólida.


Un detalle que da fuerza a los textos es la infaltable territorialidad, porque es la locación también la que le suma potencia a lo que se va leyendo y que es inseparable porque las historias se nutren de las tradiciones de esas tierras y sus lugareños, así como de algunos lugares emblemáticos para hacerse carne.

Cotidianeidad, terror, ciencia ficción, revelación contra las tradiciones y mandatos, todo esto se encuentra a lo largo de las páginas de este libro que, tal como reza en su título, no te permitirá descansar del todo.

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