¿Cómo o por qué nació la editorial?
Selva Canela nació de nuestra curiosidad lectora: ¿por qué siempre leemos libros de los mismos países? Quisimos explorar literatura de lugares distintos, con otras voces, otras historias, y eso fue la chispa que inició la editorial, para traer esos libros que nos gustaría leer. Después, nos pareció valioso sumar hallazgos y tesoros perdidos de los países más bien “de siempre”.
¿Por qué se llama así?
La verdad es que elegimos las palabras al azar porque nos sonaban lindas. Después, ya con el diario del lunes, nos divirtió relacionar a la selva con lo exótico y a la canela con esas especias tan valiosas que traían los viajeros de tierras lejanas, algo que termina sintetizando, vagamente, lo que nos propusimos hacer.
¿Tenían una idea predefinida del catálogo que querían tener o se fue haciendo a medida que publicaban?
Desde el principio tuvimos marcado el norte de lo que queríamos y tratamos de seguir ese rumbo.
¿Cómo seleccionan material?
Estamos constantemente mirando a editoriales del exterior, seguimos a autores que nos llaman la atención o a veces nos da curiosidad un país en particular y buscamos los libros que se publican de ahí. También estamos en contacto con traductores que conocen nuestro camino editorial y nos acercan propuestas. De todo esto va surgiendo nuestro catálogo.
¿Cuál es su mecánica de trabajo una vez seleccionado el autor/a que van a publicar?
Por la naturaleza de nuestras publicaciones, nuestro trabajo está entrelazado con el de los traductores. Nos van compartiendo sus avances y en general están abiertos al intercambio, donde hay lindas charlas sobre palabras o frases para encontrar la forma más adecuada de traer las obras al castellano. Después ya pasamos a las etapas de revisión y corrección.
No fue algo buscado pero la mayoría de nuestros autores han fallecido. En los casos en que no, tampoco hay demasiado trabajo conjunto ya que son extranjeros y no hablan castellano, pero sí se muestran muy contentos de que sus libros se traduzcan. También les mostramos las tapas, si tienen algún comentario los tomamos en cuenta, y les vamos contando cómo va el proceso. Hubo un caso particular, el de La última virgen comunista, en el que la traductora, Aurora Humarán, mantuvo un ida y vuelta con la autora, Wang Ping, sobre detalles del texto y varias cuestiones culturales para enriquecer el texto final de la traducción.
¿Cómo deciden el diseño de tapa?
En general, ya desde que adquirimos los derechos o ponemos en marcha la traducción empezamos a pensar en la tapa. Elegimos algún color predominante y tomamos dos o tres escenas del libro que nos parezcan representativas y que a su vez configuren un diseño que llame la atención. Con eso, nos reunimos con Florencia Dutto, la diseñadora con la que venimos trabajando, le volcamos esto que pensamos y ella hace su magia.
¿Cómo ves a la editorial dentro de un año?
Las dificultades en el mundo del libro no son nuevas, pero en esta coyuntura se hace todavía más complicado poder pensar hacia adelante. Sin espalda para tomar grandes riesgos, avanzamos con pasos cortitos, así que de acá a un año nos gustaría seguir por este camino, llegar a nuevos lectores que se copen con nuestra propuesta y a más rincones del país.
¿Qué te parece que hace la editorial para mejorar la industria?
Sentimos que nuestra contribución es traer a nuestras librerías voces, historias y formas de ver el mundo que quizá de otra forma no llegarían. Pensamos nuestros libros como pequeñas ventanitas a otras culturas, y sería maravilloso que nuestro aporte sirva para despertar el interés en la literatura de otros países o algún autor en particular.